Desde el año 2009, los valores que miden la tasa de emancipación de la población española han ido disminuyendo año tras año, incluido el presente 2018. En los últimos diez años, la tasa de emancipación ha disminuido del 12,21% entre los habitantes de 20 y 24 años al 7,60% en el 2018, mientras que ha descendido del 44,19% entre los habitantes de 25 a 29 años al 38,20% en el 2018.
Estos datos los pone de manifiesto el Índice Sintético de Desarrollo Juvenil Comparado 2009-2018 (ISDJC), elaborado por el Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud, en el marco del ProyectoScopio, presentado el pasado noviembre. Este informe pretende «conocer los procesos de socialización juvenil, los ámbitos que impulsan, lastran o dificultan su maduración, su adquisición de autonomía y su integración social plena».
En el resto del continente europeo, la situación es diferente a la de nuestro país: La tasa de emancipación en Europa ha ido en ascenso desde el 2009. En aquel año, residían fuera de su hogar de origen un 27,83% de los jóvenes de 20 a 24 años y un 57,71% de 25 a 29. En el 2018, más jóvenes europeos se independizaron de casa de sus padres: un 30,44% aquellos jóvenes de entre 20 y 24 años y un 59,27% aquellos entre los 25 y 29.
El informe, que se basa en estadísticas de Eurostat y otras fuentes españolas, y que tiene en cuenta datos sobre Educación, Empleo, Emancipación, Vida y Tecnologías, señala que en los últimos 10 años el grado de desarrollo de la juventud española ha mejorado, aunque «la brecha es más grande» con respecto a Europa, pues en el 2009 estaba más cerca de la media europea que ahora.
De hecho, España se encuentra actualmente en la cola de Europa, solo por delante de Grecia, Bulgaria, Italia y Rumanía. Según indica el Índice, la mala posición de España en desarrollo juvenil se debe a los resultados obtenidos en Empleo y Emancipación. Por el contrario, los puntos fuertes de nuestro país recalan en las cifras de desarrollo juvenil en Educación, TIC y Vida/Salud.