El Banco Central Europeo (BCE) ha dado un pequeño respiro a los bancos. Hace algunas semanas, el organismo regulador decidió establecer una ampliación en el plazo que les ofrece a las entidades para realizar las provisiones de créditos morosos. De este modo, ahora las entidades bajo la regulación de este organismo gozarán de nueve años para guardar las cantidades correspondientes a cubrir este tipo de créditos en caso de impago, siempre que tengan garantía inmobiliaria.
Con esta nueva normativa, se establecen tres tramos temporales para que los bancos provisionen los distintos tipos de préstamos morosos posibles: Ofrece 3 años para provisionar los créditos sin garantía y entre siete y nueve para aquellos con garantía.
Previamente solo ofrecían dos plazos: Se daban 2 años para provisionar los préstamos sin garantía y siete años para el resto. Mientras que antes no se tenía en cuenta el colateral que ofrecía el crédito, ahora sí se hace esa distinción. Para dotar previsiones en relación con los créditos cuya garantía sea un inmueble, los bancos dispondrán de nueve años, mientras que para el resto solamente tendrán siete.
Este nuevo procedimiento sin duda supone un alivio para las entidades reguladas por el BCE.
El BCE insiste
Aun así, el BCE continúa insistiendo en la necesidad de las entidades de sanear sus balances de NPLs (Non Performing Loans). Afirma que así se recuperaría “la confianza en el sistema bancario de la zona euro”.
En 2014, cuando se puso en marcha el Consejo de Supervisión del BCE (SSM), que ahora dirige el italiano Andrea Enria, los NPL representaban más del 8% del volumen total de préstamos de los bancos de la zona euro (unos 1.000 billones de euros), mientras que al cierre de marzo de este año la ratio se ha rebajado hasta el 3,7%.
En los últimos dos años, este descenso se ha producido más rápidamente en los países que tenían una ratio más alta, como España, donde los bancos se han esforzado por sanear sus balances y deshacerse de sus carteras de activos distressed, especialmente inmobiliarios.
Pese a estos números, el Banco Central Europeo continúa afirmando que el nivel de NPL en la zona euro es “elevado” para los estándares internacionales, e insistiendo a la banca en el saneamiento de sus balances.